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Bandera Venezuela

(para el español desplácese hacia abajo)

In the face of the global crisis generated by the Covid-19 pandemic, the Venezuelan Government has come out ahead with measures taken which in the history of this country are unprecedented.

Supported by the iron will of a people besieged by the international financial blockade, President Nicolás Maduro decreed a state of alarm to address the health emergency of the coronavirus (Covid-19) in accordance with the Constitution of the Bolivarian Republic of Venezuela, ordering a quarantine, suspending labor activities, rent payments and interest payments but maintaining the payment of salaries in the public administration and activating the private company payroll system, something that has not happened in "first world" countries which have greater resources and are not under siege and attack from other nations.

During the quarantine, a house-to-house campaign has been undertaken through social organizations that provides information about the virus, the importance of preventive measures and respect for the quarantine which has been assumed by the majority of the population.

Forty-six hospitals were authorized to treat those who test positive for Covid-19 and, despite the dire expectations of the crisis generated by the blockade, it has managed to comply with the protocols of the World Health Organization, a fact recognized by the highest authorities of that organization, and internally by the social and political sectors of variant positions.

Despite the unique challenges confronting our country, there have been a little more than one hundred (100) confirmed infections and three known deaths attributable to Covid-19. It was an unstoppable situation for any country, but the success is in the numbers. After 15 days, the figure is minimal compared to countries like Italy, Spain and the United States of America, which shows that the correct model to stop the pandemic is quarantine and collective work by the people in their communities. For their part, Venezuelans have echoed the campaign, obeying the restrictions on mobility and preventive measures. Fighting against the rise in prices of protective masks making their own from the most humble sectors, a wave of warrior seamstresses was born making and donating masks to the communities to protect humanity's most precious asset - life itself. They are deposited in school cafeterias where workers produce and distribute food to schoolchildren in their homes and to the most vulnerable people in quarantine, the elderly and those with pre-existing medical conditions.

Those who are organized for food and mask distribution are attentive to what is happening among families and individuals in their localities, providing care for the sick or transferring them to health centers.

Ultimately, Venezuela's success in this fight against the pandemic will be the union of its people in the face of adversity, under the clear leadership of their President, Nicolas Maduro Moros.

(translated from Spanish by Axis of Logic)

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Orailene Maccarri Diaz, JD, is a campesina (peasant farmer) from Los Llanos, Venezuela's Great Plains. She earned her law degree at Central University of Venezuela in Caracas in 2008 and practices law privately in addition to her work as a campesina. Since 2014 she has held the position of Spokeswoman for the Council of Popular Government of Campesinos and Pescadores (peasant farmers and fishermen). Currently, she is a member for the Campesino Sector of the Council of Urban, Communal and Family Agriculture in Caracas and the surrounding area. In her own neighborhood, she can be seen working daily on parcels of land alongside her brothers and sisters for urban production and distribution of food to their communities.

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En Español

VENEZUELA VS. COVID-19
Por Orailene Maccarri Diaz
Axis of Logic

Frente a la crisis mundial generada por la pandemia del Covid 19 con el Gobierno de Venezuela ha salido adelante con medidas tomadas que en la historia de este país no tienen precedentes.

Apoyado en la férrea voluntad de un pueblo asediado por el bloqueo financiero internacional, el Presidente Nicolás Maduro decretó un estado de alarma para atender la emergencia sanitaria del coronavirus (Covid-19) de acuerdo con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ordenando la cuarentena, suspendiendo las actividades laborales, el pago de rentas e intereses, pero manteniendo el pago de salarios en la administración pública y activando el sistema de nóminas de la empresa privada, algo que no ha sucedido en los países del "primer mundo" que tienen mayores recursos y que no están bajo asedio y ataque de otras naciones.

Durante la cuarentena se ha realizado una campaña casa por casa a través de organizaciones sociales que informan sobre el virus, la importancia de las medidas preventivas y el respeto a la cuarentena que ha sido asumida por la mayoría de la población.

Se autorizó a 46 hospitales a atender a los que resultaron positivos al Covid-19 y, a pesar de las grandes expectativas de la crisis generada por el bloqueo, se ha logrado cumplir con los protocolos de la Organización Mundial de la Salud, hecho que ha sido reconocido por las máximas autoridades de esa organización, y a nivel interno por los sectores sociales y políticos de las distintas posiciones.

A pesar de los singulares desafíos a los que se enfrenta nuestro país, se han producido poco más de cien (100) infecciones confirmadas y tres muertes conocidas atribuibles al Covid-19. Fue una situación imparable para cualquier país, pero el éxito está en los números. Después de 15 días la cifra es mínima en comparación con países como Italia, España y los Estados Unidos de América, lo que demuestra que el modelo correcto para detener la pandemia es la cuarentena y el trabajo colectivo de las personas en sus comunidades. Por su parte, los venezolanos se han hecho eco de la campaña, obedeciendo a las restricciones de movilidad y a las medidas preventivas. Luchando contra el aumento de los precios de las máscaras protectoras que se hacen propias desde los sectores más humildes, nació una ola de costureras guerreras que donaron máscaras a las comunidades para proteger el bien más preciado de la humanidad: la vida misma. Se depositan en las cafeterías de las escuelas, donde los trabajadores producen y distribuyen alimentos a los escolares en sus casas y a las personas más vulnerables en cuarentena, a los ancianos y a los que tienen problemas médicos preexistentes.

Los que se organizan para la distribución de alimentos y máscaras están atentos a lo que ocurre entre las familias y los induviduos en sus localidades, atendiendo a los enfermos o trasladándolos a los centros de salud.

En última instancia, el éxito de Venezuela en esta lucha contra la pandemia será la unión de su pueblo frente a la adversidad, bajo el claro liderazgo de su Presidente Nicolás Maduro Moros.

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Orailene Maccarri Díaz, JD, es una campesina de Los Llanos de Venezuela. Obtuvo su licenciatura en derecho en la Universidad Central de Venezuela en 2008 y ejerce la abogacía de forma privada además de su trabajo como campesina. Desde 2014 ha ocupado el cargo de portavoz de El Consejo de Gobierno Popular de Campesinos y Pescadores. Actualmente es miembro del Sector Campesino del Consejo de Agricultura Urbana, Comunitaria y Familiar de Caracas y alrededores. En su propio vecindario se la puede ver trabajando diariamente en parcelas de tierra junto a sus hermanos y hermanas para la producción urbana y la distribución de alimentos a su comunidad.